14 de Agosto, 2017.
Tigres cayó por vez primera en el campeonato frente a Pachuca en Hidalgo por 2-1.
77 días después de aquella final contra Guadalajara y la credibilidad de una restructuración en el planteamiento que nos dejó al borde del sexto campeonato institucional con aquel fatídico 2-1 en cancha de Chivas, se vuelve a lo mismo.
Tigres pasó en menos de 4 partidos del campeonato a un estilo que no fructificó y muy aberrante al juego de posesión en lugar del posicional de torneos anteriores, Tigres no copa, muy poco llega, no asecha desde los inicios de las transiciones del rival, no aprieta, no hace 2-1 en ofensiva, no da apertura con los laterales (Rodríguez y Acosta apenas pasaron medio campo y se centraron más en interiorizar), y no existe asociación por el carril central, ni a Zelarayán ni a Vargas se les ve a gusto porque tienen muy poca interacción con la bola y tienen más labores de sacrificio, principalmente el argentino.
La cuestión en parte baja parecía ser muy clara con la salida de Guido, como sería (y actualmente es) muy complicado encontrar inmediatamente a un jugador de las mismas características y un acoplamiento al 100% como lo tuvo hasta el último partido Pizarro, era la idea cerrar ese espacio entre varios jugadores, no sólo amontonar porque sí, sino jugar mínimo con un stopper (Juninho), o que otros dos centrales a lado de Junior, entre Ayala, Meza o Torres Nilo realizaran esa función, para obligar al rival a jugar por fuera y no por centro (como cayeron los goles de Pachuca), y mayor despliegue en campo para Dueñas y Zelarayán, como se vio en la primer jornada contra Puebla, y no replegarse hacia la portería de Nahuel Guzmán corriendo hacia él, eso no funciona, no sirve y el desgaste es sin sentido porque se corre atrás de la bola hacia el propio arco.
Los errores puntuales de Sosa, Juninho, Ayala, Rodríguez, Gignac, Acosta, por mencionar a algunos, no se pueden ocultar, pero antes de señalar, necesitamos entender todos a qué está jugando Tigres, no se le pueden dar funciones de una semana a otra y luego cambiar y así sucesivamente sin consistencia, porque no existirá entonces un entendimiento de roles o actividades a hacer dentro de la cancha, así es muy difícil rendir, ya después será necesario buscar a los que mejor ejecuten, pero volvemos, es necesario entender a qué se va a jugar.
Después de casi 3 meses que se tuvieron para pensar, entrenar y ejecutar, esperemos que se tenga claro hacia dónde se va, para encontrar el fútbol que se asocie con lo que la tribuna pide, con la calidad de los jugadores que se tienen y para que se dé un gran espectáculo y los resultados vendrán por sí mismos.
